Todas hemos escuchado hablar de la incontinencia urinaria de una u otra manera; a veces de forma muy acertada y sensata, y otras echando mano de una serie de mitos y creencias que tienen poco de cierto, pero que se instalan en el imaginario colectivo perjudicando a quienes la padecemos, pues limitan la visión sobre la patología, contribuyendo a persistir en el aislamiento o la resignación. Es importante que sepamos cuál es la verdad, y los hechos ciertos alrededor de estas deformaciones de la realidad del día a día de quienes padecemos incontinencia, y para ello vamos a repasar juntas algunos de esos mitos.

El primero de ellos coloca la incontinencia como un problema poco común, cuando la realidad es la contraria, ya que se estima que, al menos en España, la padecen en mayor o menor grado seis millones de personas, tanto mujeres como hombres. Esta falsedad contribuye a que las personas que padecemos incontinencia urinaria podamos llegar a sentirla como un estigma a ocultar, pensando que nadie va a comprender nuestra situación, contribuyendo al aislamiento y dejando de acceder al consejo médico. Nosotras sabemos que eso es incierto, ya va siendo hora de que derribemos ese mito.

Otro de los mitos, coloca la incontinencia urinaria como un problema simple con un solo origen, cuando es bien cierto que son muchas las causas que la provocan. Circunstancias comunes como cambios hormonales en la menopausia, lesiones de espalda, embarazo y parto, obesidad, tos crónica o diabetes, son algunas de las causas que pueden aparejar un debilitamiento del suelo pélvico y la aparición de pérdidas de orina.

¿Vamos a por otro de esos mitos dañinos? La creencia de que no hay tratamiento ni ayuda posible es totalmente falsa, ya que la incontinencia urinaria es tratable, pudiendo curarla, paliarla en parte, o controlarla. Este mito hace que muchas personas incontinentes tiren la toalla y vivan su problema desde el silencio, agravándose aún más al no recibir tratamiento. Las lectoras de Sabes lo que Quieres sabéis que esto no es así, pues juntas hemos repasado en varias ocasiones los tratamientos a los que podemos acceder para tratar las pérdidas de orina.

Por último, tiraremos por tierra la afirmación de que la incontinencia es una consecuencia inevitable del envejecimiento. No debemos considerar que hay una edad en la que sea normal padecer pérdidas de orina, estas son consecuencia de lesiones y enfermedades que no siempre van asociadas con la edad avanzada.

A la vista de estas falsas creencias debemos tener claro que la incontinencia urinaria es una patología tratable y común, que afecta a muchas de las personas con las que nos cruzamos en nuestra vida diaria. Por tanto amigas, vivámosla con naturalidad compartiendo nuestras inquietudes, y no dejemos de tener un diálogo estrecho con nuestro médico de cabecera.

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Imagen vía | Epi Longo en Flickr