La menopausia no es más que el cese total de la menstruación. Qué fácil, ¿verdad? En realidad, esto conlleva una serie de cambios en el plano físico y emocional.
El desconocimiento de esta fase natural en la vida de cualquier mujer viene dado por los tabús entorno a la menopausia, la buena noticia es que cada vez más los vamos superando.
¡Así que fuera tabús! Queridas Expertas en Vivir, la información es poder y esto significa que cuanto más sepamos, mejor, así podremos anticiparnos. Como en cualquier otra etapa por la que hemos pasado, hay una serie de cosas que tenemos que aprender. Nuestro consejo: infórmate, adáptate y acepta los cambios que van sucediendo en ti con naturalidad.
Algunos de esos cambios, como la alteración en los niveles de ciertas hormonas sexuales (como los estrógenos y la progesterona), se dejan ver a nivel de la piel. Este es uno de los cambios más evidentes porque es externo y porque empieza desde la fase de transición, también llamada perimenopausia. Este periodo puede durar hasta cuatro años y es un momento genial para ir preparándonos e incorporando buenos hábitos que luego agradeceremos.
¿Qué le está pasando a mi piel?
Algunos de los síntomas de la menopausia, que empiezan a sentirse en la perimenopausia, son la sequedad y la disminución de grasas cutáneas. Esto se suma a la deshidratación, ya que la piel disminuye su capacidad para retener el agua y recibe menor cantidad de agua y nutrientes. Como consecuencia la piel se muestra más seca, disminuye su grosor y comienza a perder tersura. Incluso podría aparecer acné a causa del cambio hormonal, sobre todo en la barbilla y el mentón. Vemos como las líneas de expresión van apareciendo y se dejan ver también algunas manchas por exceso de pigmentación.
No a todas nos afectan por igual, lo que suele ser más transversal y común en todas las mujeres es la caída de la producción de colágeno y la deshidratación.
¿Qué puedo hacer para cuidar mi piel?
Para mejorar el estado de nuestra piel y que sigamos viéndonos estupendas, aquí van unos consejitos para ayudarnos a ganar un extra de seguridad y confianza en esta etapa tan especial.
Antes aún de cuidarla, protégela del sol. Usa protección solar, pero no huyas del sol. No es nuestro enemigo, la síntesis de la vitamina D permite una buena absorción cálcica, importante para compensar la pérdida de masa ósea (otro efecto de la menopausia). Existen cremas protectoras específicas para esta etapa con un índice de protección elevado y, además, podríamos usar alguna crema despigmatizante, que aclaran o eliminan las manchas solares. Estas cremas debemos aplicarlas diariamente, no solo en verano, y podemos incluir protección extra como gafas de sol, sombreros, etc.
La hidratación es la clave. Aprovecha el tiempo en casa para beber agua, caldos, infusiones, etc. para combatir la deshidratación. También podemos ayudar a nuestra piel con un tratamiento que combine alfa hidroxiácidos, retinoides (vitamina A) y antioxidantes (vitamina C) que aceleren la renovación celular aportando jugosidad y luminosidad. En las cremas y lociones corporales es preferible elegir las que retengan la humedad y cuiden la barrera hidrolipídica de la piel para mantenerla elástica y firme.
Exfóliate regularmente. Eliminar suavemente las células muertas favorece la renovación celular y suaviza la piel.
La alimentación también ayuda, por supuesto. Seguir una dieta variada, donde predomine la fruta y la verdura, nos aporta las vitaminas necesarias y sobre todo las que tengan efectos antioxidantes como la A, C y E. La vitamina C ayuda a sintetizar el colágeno, que mantiene tersa nuestra piel.
Limita el consumo de tóxicos. Restringir al máximo el consumo de cafeína, tabaco y alcohol mejora la hidratación y absorción de la piel.
El ejercicio mejora la circulación sanguínea. Lo mejor: hacer actividad física moderada, pero constante.
Limpieza y desmaquillantes suaves. Muy hidratantes que respeten tu piel y sin jabón para que no provoquen más desecación. Evita, también, ducharte con agua muy caliente, por la misma razón.
El rey de la hidratación: el ácido hialurónico. Es capaz de atraer y retener el agua, de ahí su alto poder hidratante que da a la piel un aspecto más saludable.
Elige la rutina de piel que más te convenga, incluso puedes probar varias.
¡Cuando la encuentres ya no podrás dejarla!