Hazlo tú misma

Todas creemos ser mujeres modernas y emancipadas, sucesoras de aquellas heroínas que lucharon pagando a veces con su propia vida porque nosotras estemos donde estamos. Ya a nadie sorprende, o debería, ver a una mujer en cualquier puesto laboral o social, alcanzando todos los sueños que una desee. Y, sin embargo, existen parcelas que aún hay que conquistar. La principal de ellas: nuestra propia autoestima dentro del hogar.

Porque es cierto que hace tiempo que la cocina no es patrimonio de la feminidad, que nuestros compañeros aprendieron que un hogar se hace entre dos y que ni los niños ni las tareas cotidianas pueden ser deber exclusivo de ninguna de las dos partes. Compartimos con ellos labores y sinsabores, pero, confesadlo, ¿cuántas de vosotras aún recurrís a la masculina ayuda cuando se trata de labores más físicas? Ellos saben poner una lavadora: ¿sabéis vosotras manejar el taladro?

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Cuida tu espalda (I)

La Incontinencia Urinaria de Esfuerzo, como ya sabéis, es aquella que se produce cuando media una presión sobre la región abdominal: bien sea un estornudo, un acceso de tos o al levantar un peso o realizar un esfuerzo. Además de tonificar nuestro Suelo Pélvico mediante los Ejercicios Kegel, deberíamos observar una buena higiene postural. Es imprescindible que cuidemos nuestra espalda para fortalecer el músculo pélvico, ya que una postura no adecuada puede debilitarlo y dañarnos.

Cuando estés de pie procura mantener una buena postura. Imagínate un hilito que tira de tu coronilla hacia arriba: tu cabeza se yergue, tu cuello se estira, todo tu cuerpo se alarga. Al mismo tiempo, imagínate que luces en el pecho un maravilloso medallón que deseas mostrar a todos. Para ello, echa los hombros hacia atrás y hacia abajo, con orgullo. La mirada abandona el suelo: ¡mira al frente, al mundo! Esto te otorgará, además, una mayor seguridad en ti misma.

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Remedios contra la tos

Este año, los constipados vienen acompañados de nuestra odiada tos. Si a todo el mundo le resulta desagradable, para nosotras es una enemiga declarada. Hoy trataremos de hacerla lo más llevadera posible.

Lo primero, aunque sea una obviedad: abrígate bien. Sé que produce una inmensa pereza taparse hasta la nariz, sobre todo cuando el sol aún brilla y el recuerdo del verano aún nos insta a pasear en camiseta de tirantes. Pero este cielo azul ya comienza a ser engañoso, la humedad ha hecho presa entre los árboles y las sombras unidas a alguna ráfaga de viento pueden desencadenar la enfermedad. Es mejor prevenir. Para ello, lo ideal es el sistema de capas: mejor que un jersey grueso es llevar uno fino y una chaqueta, por ejemplo, de manera que, en caso de sentir calor, puedas quitarte una de las capas sin dejar de estar abrigada. Cuida sobre todo la garganta y el pecho. Lo mejor es prevenir.

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Otra forma de luchar contra la incontinencia: las pesas vaginales

A pesar de la popularidad de los ejercicios Kegel, muchas mujeres no los realizan porque les resultan difíciles o tienen dudas acerca de cómo practicarlos. Y, aunque en este blog ya hemos hablado de la utilidad de las bolas chinas para fortalecer el suelo pélvico, los prejuicios y los tabús pueden estar influyendo para que muchas de nosotras no estemos previniendo con antelación la incómoda incontinencia urinaria.

Aquí os presento una alternativa muy interesante: las pesas vaginales.  En realidad se utilizan de manera similar a las bolas chinas. Se trata de un grupo de conos de diferente peso, aunque todos del mismo tamaño, que se deben introducir en la vagina como si de un tampón se tratase. El peso y la consiguiente tendencia a caer, provocará la contracción de los músculos del suelo pélvico. Así, debemos retenerlos durante unos minutos al día, bien de pie, bien caminando.

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Ocio Vs. Ocupación

Nos venden el ocio como la gran necesidad humana. Ocio, siempre trivial, frívolo y olvidable y, por supuesto, siempre pagado, de una u otra manera. Ocio pasivo, en el que nos limitamos a devorar cuantos estímulos nos otorgan los productores de los mismos, somos meros receptores de lo que quieran entregarnos. ¿Es eso realmente a lo que deberíamos aspirar?

El tiempo de ocio debería ser aquel que dedicáramos a hacer aquello que más nos llenase. ¿No es lo mismo? De ninguna manera. El matiz está en la palabra “hacer”. Por eso lo vamos a diferenciar del anterior llamándolo “ocupación”. En nuestro tiempo de ocio deberíamos estar ocupados.

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